Te presentamos Sevilla
- Prueba 1
- 14 jul 2017
- 2 Min. de lectura

Sevilla, sabiendo que es una de las ciudades españolas más grande en cuanto a sus kilómetros cuadrados se refiere, a nadie deberá sorprenderle que tenga numerosas partes diversas y diferenciadas, que nos hará sumergirnos en paisajes y arquitecturas muy distintas entre sí.
Por un lado, Sevilla tiene todo aquello que caracterizó a la época arábiga española por la que nos dejó numerosos edificios y construcciones, que se completan con las algunas mezquitas que tiene la ciudad a lo largo de sus calles. El centro histórico de la ciudad es un ejemplo, si bien, se mezcla con partes muy romanas en cuanto a su organización, edificación y estructura, que también diferenciaremos de buena manera a simple vista y rápidamente.
Eso sí, pese a que hay multitud de distintos edificios de muchas épocas y artes completamente distintos, hay que decir que en líneas generales, la ciudad es muy moderna, con edificios altos, innovadores y que no nos dejarán indiferentes. Lógico tendremos que obviar monumentos conocidos como la Catedral, la Torre del Oro, la Plaza España y otros sitios característicos; pero sabremos a lo que me refiero cuando nos demos un paseo por sus enormes avenidas.
En cuanto a los paisajes, Sevilla no tiene esa parte excepcional por la que ver todo en una altura considerable, pero igual nos deja imágenes asombrosas que nos provocarán una buena sensación y agradable, sobre todo por lo que es la parte de la Torre del Oro, Calle Betis, su puente de fondo, el río, etcétera, todo cerca de la conocida Avenida de República Argentina.
Es por ello, que Sevilla no sería una de esas ciudades que podemos conocer y visitar en tan solo un día o unos pocos de ellos, sino que lo mejor sería pasar al menos cinco noches o incluso una semana, para poder llegar a ver y explorar lo más importante de la misma. Porque, con lo grande que es, tiene vistas excelentes, a la vez que un clamor de gente, coches, y zonas verdes, que lo hace compactar todo muy bien. Es esa típica ciudad que no se te puede quedar pequeña porque obviamente no lo es, pero que tampoco tiene esa prisa que se tiene en Barcelona, Roma, Madrid, Londres y otras ciudades del estilo, que parece que todo el mundo va corriendo y tarde y no sabe si quiera qué hizo en el día de lo corto que se les hace.
En Sevilla ello no ocurre, con esa mezcla entre lo lento y lo rápido, entre la fiesta y la tranquilidad, que nos da la opción y libertad de elegir lo que queramos para nuestro viaje sin salir de allí pensando que no cumplimos nuestras expectativas.
Sevilla como tal no tiene sierra, si bien, pueblos cercanos sí que la tienen, por lo que si lo que buscamos es una de esas vistas infinitas de árboles, vegetación, fauna, etcétera; la podremos conseguir con que nos movamos un poco desde la ciudad, lo cual es algo a tener en cuenta.






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